Es por todos sabido que el respeto en pareja es fundamental para llevar una buena relación o un buen matrimonio. Es cuestión de enfoques pero, se han dado casos donde no hay el respeto que debiera de parte de un marido hacia su esposa y aún así llevar muchos años juntos y aparentemente felices. La idea está en qué tanto es lo que nosotras les permitimos a ellos.
Hay un caso de cierto matrimonio que no falta mucho para que cumplan sus bodas de oro. Es un matrimonio establecido donde se cumple la meta de envejecer juntos. Pero a pesar de que se demuestran amor a su manera, el marido tiene tendencias machistas, donde por ejemplo, no se detiene a decir cosas bonitas de chicas que ve en televisión, o piropos a chicas con las que interactúa en la calle estando su esposa presente. A muchas personas esto nos puede parecer una burla, pues si bien la vista es muy natural y más conociendo la naturaleza masculina no nos debiera extrañar; pero debe haber formas y tiempos para todo.
Es decir, para empezar ser más discretos, no expresar lo que se está pensando o sintiendo en ese momento, pues no se dan cuenta que sin querer pueden hacer sentir mal a su esposa o novia al grado de la humillación. Un día que esta esposa decidió reclamar tal acción; el marido reaccionó diciendo que él decía piropos a esas mujeres porque ellas sí estaban bonitas y jóvenes, con muy buen cuerpo; y que ella (su esposa) no, porque a comparación de las primeras, ella estaba vieja y fea. La mujer sólo agachó la cabeza y no dijo más nada. También debe haber reciprocidad, ya que si bien esto normalmente se da más en los caballeros, nosotras debemos procurar no hacer lo mismo porque entonces ya se perdió el respeto en pareja en ese punto.
Y ni qué decir de este marido, que muchas veces insulta con groserías y sin razón a la esposa sin que ella responda a la agresión.
El secreto está en que desde el principio nosotras debemos establecer muy sutilmente ciertas reglas, para no permitir que en este punto del respeto en pareja, ellos nos tomen de tapetes y se sientan con derecho de humillar por ese poder que nosotras con el paso del tiempo les dimos al no frenar detalles que nos disgustaron desde un principio y así el respeto en pareja se haya perdido ya.
