Si hay algo que Brasil tiene de sobra son playas. En su extensa costa atlántica se encuentran para todos los gustos, pero hay un lugar que además de tener playa está rodeado por un entorno natural extraordinario, es Jericoacoara.
Ubicado en el noreste del gigante suramericano, este pueblo playero perteneciente al estado de Ceará es dueño de fantásticos paisajes con dunas de arena, apacible ambiente diurno con variadas actividades y una vibrante vida nocturna.
Como llegar a Jericoacoara
Destino de mochileros y viajeros relajados de todo el mundo, «Jeri«, como también es conocido, puede ser visitado desde la ciudad de Fortaleza, capital de Ceará. Y si se está más al norte del país, en Sao Luis, se llega desde los poblados de Parnaiba o Camocim. En ambos casos hay agencias que ofrecen los trayectos y a menos que se tenga un automóvil todoterreno, hay que optar por ellas dado que la ruta final hasta el pueblo se hace en ese tipo de vehículos o en buggys, porque toda la vía es de arena.
Al llegar al pueblo, a la Rua Principal, se notará que las seis calles paralelas a la playa, son de arena, por lo que si se quiere y el sol no está muy fuerte se puede andar descalzo todo el día.
Para hospedarse hay opciones para todos los bolsillos, desde hostales muy económicos con cuartos compartidos y desayuno incluido, hasta posadas y alojamientos con cabañas o bungalows. Sea como sea, en Jericoacoara hay mucho que ver como para quedarse encerrado allí.
Actividades para hacer en Jericoacoara
En todos los alojamientos ofrecen información sobre las actividades que se pueden hacer en el lugar, las principales son las salidas en buggy por los alrededores, se pueden contratar mediante una agencia o ir directamente a la «Asociación de Bugueiros«.
Entre los paseos más hermosos está la excursión a la Laguna del Paraíso y la Laguna Azul, una salida que dura unas 5 horas.
Para llegar a la Laguna del Paraíso se cruza en «jangada» (balsa de madera con vela) hasta el lugar donde se puede nadar y relajarse entre las aguas calmas y dulces, sí, porque aunque parezca playa, no lo es, también hay posibilidad de hacer kayak y comer algo en los kioskitos.
La otra parada en la Laguna Azul, con increíbles aguas turquesa y arena blanca ofrece poder tomar sol en unas hamacas de red dentro del agua. El que quiera más diversión puede lanzarse desde lo alto de una duna por medio de unas sillas aéreas que ruedan a través de cuerdas hasta la orilla del agua.
Otro paseo espectacular es hacia Tatajuba, un pueblo que hace años tuvo que ser mudado de su lugar de origen porque una duna de arena lo cubrió. Al pasar por su casco antiguo aún se puede ver algo de lo que era la iglesia. Durante el camino a este lugar, la excursión se detiene un rato en unas enormes dunas de arena para los que se atrevan a descender en tablas y luego subir mediante cuerdas.
En este pueblo hay una playa en la desembocadura de un río y una gran laguna entre las dunas, con aguas cálidas y arena color caramelo.
De vuelta a Jericoacoara, hay que llegar a tiempo para ver uno de los atardeceres más bellos de Brasil, subiendo la duna Por do Sol (Puesta de Sol) en la playa del pueblo, algo que se ha convertido en un ritual. Alrededor de las cinco de la tarde, cientos de personas ascienden a este lugar y esperan la caída del sol mientras conversan o toman una caipirinha, una vez que esto sucede, retumban los aplausos.
Comida y bebida típica
Luego de este espectáculo natural, ya el ambiente nocturno comienza a asomarse, con los carritos de bebidas dispuestos en la calle principal hacia la playa que ofrecen aparte de la famosa caipirinha clásica, bebidas a base de cachaza, vodka, ron y otros licores con frutas tropicales, como morangoska (con fresa), bananaroska, caipicoco, maracujaroska, entre muchas otras.
En la noche, hay muchísimos sitios para comer, tanto comida típica como la feijoada, que lleva frijoles negros, carne de cerdo, arroz y/o farofa (harina de yuca); como también hamburguesas, comida libanesa, pizzas, ensaladas, pescado, crepes dulces y saladas, etc.
Las calles de arena se llenan de artesanos que venden sus creaciones: pulseras, zarcillos, collares, sandalias; músicos y gente que llena las mesitas que disponen los locales nocturnos en las afueras para conversar y tomar cerveza.
Donde Bailar
Para los que quieren bailar deben irse a la Rua do Forró, allí hay varios sitios que ofrecen este ritmo con músicos en vivo. El forró es la danza más popular del noreste brasileño, una mezcla de estilos que se compone de un acordeón, un triángulo y un bombo, aunque en la actualidad existen variantes que incorporan otros instrumentos. Verlo, escucharlo y tratar de bailarlo es una buena opción para entender un poco más la alegre cultura de esta parte del país.
Siguiendo con las actividades que se pueden hacer en Jeri, los deportes están presentes, principalmente los que van de la mano del viento, como el kitesurf, el surf, el windsurf y el sandboard. Basta asomarse por las agencias turísticas de la playa para poder practicar algunos de ellos, ya sea con instructores o simplemente para alquilar los equipos.
Y para finalizar la visita a este hermoso lugar del noreste brasileño, no hay que perderse la caminata hasta la Pedra Furada, a unos 3 Km del pueblo, una roca en forma de arco frente al mar a donde también se suele llegar al atardecer para ver la caída del sol.