Ya lo decía Machado: «Caminante, no hay camino, se hace camino al andar». Sin embargo, no siempre es fácil y, cuando se trata de un viaje largo como el Camino de Santiago, lo mejor es ir bien preparados. Por eso, he aquí una serie de consejos para poder llegar a la Catedral sin grandes sufrimientos:
1. ENTRENAMIENTO: Entrenar antes de hacer el Camino es obligatorio. Se recomienda realizar durante quince días paseos por tu ciudad con una mochila y durante varias horas. Se trata de tener fondo. Al principio, se puede comenzar practicando en caminos llanos y, durante las siguientes dos semanas, se tiene que caminar en terrenos empinados realizando subidas y bajadas. Un mes de preparación previa es lo mínimo.
2. DOCUMENTACIÓN: Para llevar toda la documentación necesaria lo recomendable es acudir a una Asociación de Amigos del Camino de Santiago (hay más de 50). En sus sedes se consigue la credencial para, después, sellarla todos los días durante las etapas. Finalmente, al llegar a Santiago, en la Oficina del Peregrino, se obtiene la Compostela.
3. CALZADO Y MOCHILA: Esta es una de las grandes dudas. En primer lugar, respecto al calzado, todo depende de la época del año. Sin embargo, es necesario comprar un buen calzado para largas marchas. Recomiendan las zapatillas que usan los corredores de montaña, pero hay otras opciones. Por otra parte, la mochila también es fundamental. No debe sumar más del 10% del peso del caminante y su capacidad tiene que rondar los 50 litros. Cuanto más grande sea la mochila, más pesa vacía y más llena va de objetos inútiles.
4. LO IMPRESCINDIBLE: El Camino demuestra que se vive con muy poco. Por eso, la mochila ha de llevar lo imprescindible. En general, se parte con un buen saco de dormir, una cantimplora, bastones, dos o tres mudas, dos pares de calcetines, dos camisetas (una de manga larga y otra corta), una sudadera, un impermeable, una toalla, chanclas, un neceser con lo básico, gafas de sol, una navaja, un pequeño botiquín, el móvil y la documentación.
5. NADA DE GRANDES COMIENZOS: Se debe empezar con etapas más suaves para incrementar el ritmo día a día. No hay que realizar proezas.
6. CUIDADO CON LOS ALBERGUES: En los públicos no se puede reservar y las camas se ocupan por orden de llegada. Esto es importante saberlo de antemano. En los privados se tiene que reservar con antelación.
7. ALIMENTARSE BIEN: Este es otro buen consejo. Se necesita energía para empezar todos los días una etapa. El desayuno es muy importante y se recomiendan cinco comidas diarias, pero cantidades reducidas. También hay que hidratarse constantemente.