Se trata de una actividad deportiva que cada vez cuenta con más adeptos, siendo uno de los deportes de aguas bravas más practicado en nuestro país.
Conocido también como descenso de ríos, consiste en recorrer el cauce de los mismos en la dirección de la corriente (río abajo), empleando para ello algún tipo de embarcación, como una balsa, una canoa o un kayak. Como norma general, los ríos que se navegan suelen ser de montaña presentando turbulencias en mayor o menor grado, y son conocidos con los sobrenombres de “ríos de aguas blancas”, debido a la cantidad de espuma que se forma como causa de las mencionadas turbulencias, o “rápidos”.
Existen diferentes modalidades y categorías, todas ellas en función de la dificultad que presentan los ríos.
Normalmente se practica en grupo (entre 6 y 8 personas), por lo que el componente social está siempre presente. Los tripulantes de la balsa deben remar y orientar su peso de forma conjunta para recorrer el trayecto seleccionado y mantenerse a flote, lo que requiere una coordinación entre todos, para lo cual suele designarse a un jefe de equipo. La persona elegida debe tener cierta experiencia, conocer bien el río y poseer conocimientos de primeros auxilios y salvamento.
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